miércoles, 22 de febrero de 2012

Consideraciones sobre unas “consideraciones” de Consideraciones (con cursivas)

Al grano: si no contaban ni cuentan con las bases ni la información suficiente para afirmar lo que afirmaron sobre otra revista, ¿por qué lo hicieron? Evidentemente, la consideración no fue causa, pues quienes son considerados obran tras meditación y reflexión. ¿Por provocar debate? Así no podría haber dos partes democráticas en él. ¿Por llamar la atención? ¿Llamarla a como dé lugar? Así no se podría hacer mejor vida cultural e intelectual. ¿Son de los que creen que “no hay mala publicidad”, que toda “publicidad” es buena? Ustedes mismos, la “redacción de Consideraciones”, afirman ahora que no podían ni debían afirmar lo que afirmaron; pero, de cualquier forma, lo hicieron. ¿Qué son quienes actúan de esa manera? ¿Irresponsables? ¿Hipócritas? ¿Cínicos? ¿Torpes? ¿Todo al mismo tiempo? ¿No se parecerían, cuando menos, a eso malo que, se supone, van a destruir? ¿Es posible debatir con ellos en los términos que dicen querer, buscar y honrar? ¿Merecen ser considerados, es decir, atendidos y respetados, porque sí? No hay más, el cuestionado dicho de la “redacción de Consideraciones” no es otra cosa que, precisamente, un dicho, un dicho tramposo, acaso una bajeza, no una verdad.
A pesar de todo (incluyendo otros de sus dichos), no se han atrevido a rectificar debidamente, no por completo, y hablan de una mera “ambigüedad” (de su parte) que puede dar pie a una interpretación errónea, independientemente de la intención de Consideraciones. ¿En verdad iban o querían ir por el camino de otra interpretación? ¿O simplemente fueron ambiguos porque no son cuidadosos? ¿Porque no pueden ser lo que dicen ser? Y sea lo que sea, claman, “el debate de fondo es otro”. Entonces, ¿por qué afirmar cosas como la que afirmaron? ¡Si el fondo estaba y está en otra parte! ¿Cómo se explica que, si ustedes trabajan para llegar ahí, hayan terminado por ser tan superficiales en un punto así? ¡Cuán democráticamente desconsiderados! Considerando su manera de “considerar” ciertas realidades, no es imposible “temer” que su frase “el debate de fondo es otro” sólo sea una frase, hasta una “ambigüedad” de paso para tapar un verdadero fondo muy superficial.
“Asumimos (…) el compromiso serio de la crítica”, declaran. Lo hubieran asumido antes de publicar… El compromiso serio de la crítica –y el serio compromiso con la crítica- es algo que, como ustedes mostraron y demostraron, “tanta falta hace en nuestra vida cultural e intelctual (sic)”. Amén.
Vayamos todos en paz, recordando al gran Charles Wright Mills -viene al caso recordarlo: “el radicalismo sale a la luz en el análisis detallado y preciso, no en los nombres ni en las consignas”. Ni en las poses ni en las mentiras.

La Redacción de Replicante.

Sealtiel Alatriste y unos plagiarios poblanos

Digan lo que digan sobre la "intertextualidad" y la literatura a fin de "borrar", "diluir" o disfrazar plagios (aun plagios cabales e intencionales, corruptos, no bobamente inocentes, ni "estructurales"), el plagio como tal existe, y es algo negativo.


Todo indica que Sealtiel Alatriste es, efectivamente, un plagiario. Un resumen al respecto: http://www.proceso.com.mx/?p=298453


Obviamente, Alatriste no se encuentra solo. Ni por el antes ni por el ahora. Alfredo Bryce Echenique (antes) y Guadalupe Loaeza (antes y ahora), entre otros, forman filas a su lado. Y en Puebla, cómo no, también tiene(n) compañía, “notable” por negativamente notoria. Entre los plagiarios poblanos “destacan”:
Enrique Huerta Cuevas (opinador marinista y zavalista que plagiaba a Claude Lefort y Adam Przeworski, e intentaba, fracasando, copiar a ciertos otros autores...).
Melitón Morales (quien plagió groseramente a Mauricio Merino).
Alejandro Quiroz (jovenazo que, en un periódico, plagió largamente a su servidor).
Valentín Varillas (periodista plagiario de una tesis de grado española).
ETC.

Di NO al plagio, carajo!

viernes, 17 de febrero de 2012

sábado, 4 de febrero de 2012

Vaya imbécil que era Ayn Rand…

Siempre lo creí, sigo confirmándolo. La Rand era bastante tonta y profundamente mediocre.