"Los electores no son ciegos, pero pueden ser miopes; tampoco son sordos, pero a veces tienen muy mal oído. Los electores tampoco son amnésicos, aunque su memoria es tan limitada (... estudios indican que la memoria se limita a los últimos seis meses previos a la elección...). La premisa es que [en la democracia] los electores pueden ser manipulados, pero no todos, ni todos al mismo tiempo, ni siempre". JRM.
Quien
quiera (me refiero sobre todo a gente que esté en Puebla o el DF) leer más del
estupendo politólogo que es mi tocayo Montero, principalísimo discípulo español
de Juan Linz, puede hacerlo en la revista “Estudios de Política y Sociedad”, en
la que hemos publicado dos artículos suyos -uno sobre asuntos electorales y
otro precisamente sobre Linz.
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