Trato la pésima columna de Carlos Ramírez (el texto que está en el post anterior). Llena de imprecisiones y fuegos artificiales. Es un giro fuerte (contradicción, de hecho) en la línea de interpretación que estaba manejando Ramírez (Obama de imperialista y chalán de Wall Street a caballo de Troya antiimperial y populista socializante. No es ninguna de las dos cosas. Es un demócrata liberal que es presidente de Estados Unidos, no del mundo, como muchas veces parece que esperan imperialistamente los que dicen que están contra el imperialismo gringo, y que tiene que reaccionar realistamente ante una coyuntura extraordinaria). Veamos.
1) El padre de Obama no es mulato sino africano “puro”. Obama es el mulato (hijo de negro y gringa blanca).
2) Duncan Kennedy no es negro (“afroamericano”, dice Ramírez), es blanco –de los barbones.
3) Los Critical Legal Studies (CLS) no nacieron con Kennedy, ni fuera ni dentro de Harvard; y él ni siquiera es su representante más conspicuo: lo es Roberto Mangabeira Unger (ministro de Asuntos Estratégicos del liberalizado Lula).
4) Ni los CLS ni Kennedy son influencias reales sobre el gobierno de Obama. Éste no formó parte del grupo de los “crits” (así les dicen en Estados Unidos a los miembros y seguidores de los CLS) ni se identificaba –ni se identifica- con ellos. Lo que lanza Ramírez no es sino la “duda” que los conservadores gringos intentaron sembrar mediáticamente durante la campaña electoral: los CLS son “liberales” (en el sentido que esos conservadores le dan a la palabra: elitistas intelectuales socialmente radicales) y casi dominan la escuela de leyes de Harvard, Obama estudió leyes en Harvard, seguramente Obama es un liberal crit, es decir, un antiamericano... Por lo demás, el hecho de que hayas tomado clases con alguien no significa que lo sigas; el hecho de que le hayas dado clases a alguien no significa que éste te siga. Tremendas simplificación y linealidad de Ramírez. Asimismo, de quien ha hablado el mismo Obama –si bien sólo muy recientemente- es de Mangabeira Unger, pero nunca calificándolo como influencia, ni pasada ni actual. Si se quiere encontrar un académico verdaderamente influyente con respecto a lo que están haciendo Obama y su equipo hay que voltear a ver a un economista muerto que no es Keynes (quien, a final de cuentas, ni era anticapitalista ni antiliberal, como muchos creen y repiten) sino uno de sus “discípulos”: James Tobin (quizá han escuchado del “Tobin tax”. Tobin es un economista liberal muy estatalista, que no neoliberal ni estatista: quiere libertad y por eso también un Estado que la garantice realmente; libertad real sin Estado no es posible. Por cierto, Tobin fue la cabeza de una resistencia liberal al trabajo de Milton Friedman).
Obama no está contra el capitalismo ni contra el liberalismo. Lo que pasa es que generalmente se manejan definiciones equivocadas –o interesadas- de uno y de otro. Sin duda, Obama tampoco busca –ni podría- crear una “economía planificada”, la cual no es, como mal establece Ramírez, lo mismo que la intervención económica estatal (verdadera economía estatalmente planificada fue la URSS. Intervención económica estatal puede ser, por ejemplo, el Estado de bienestar, que, recuerdo, fue creado en, por y para contextos capitalistas liberaldemocráticos). Intervención económica estatal es lo que busca –y puede hacer- Obama. Desde el liberalismo como filosofía. Y bajo democracia como régimen político. Regular o regular más –y mejor- la economía desde el Estado (intervenirla así) no es planificarla, en el sentido formal económico necesario. Una economía estatalmente regulada puede seguir siendo, sigue siendo, una economía de mercado (los mercados, que son instituciones sociales, no son destruidos ni sustituidos por el Estado, son regulados por éste); y, desde luego, la competencia no desaparece. Regular no es eliminar la competencia (de hecho, muchas veces, sobre todo frente a “capitalismos salvajes”, es reparar o asegurar, estimular o fortalecer la competencia). El capitalismo tampoco desaparece; se modifica.
De paso: es completamente falso que el capitalismo sólo tenga una presentación y que sea lo mismo que el liberalismo, tan falso como decir que el liberalismo es igual a Estado cero o ninguna intervención del Estado en la economía (sólo un ejemplo: las propuestas de “ingreso básico ciudadano universal”, garantizado estatalmente, son de origen liberal. En fin, es obvio que la gran mayoría de quienes hablan sobre el liberalismo no ha leído a los verdaderos autores liberales, como el fundador moderno, John Stuart Mill, mucho menos a alguien como Hobhouse. Han leído, en el mejor de los casos, economistas neoliberales, que son otra cosa. Y que se autonombran liberales para legitimarse; con lo que deslegitiman al liberalismo, que es una filosofía social, política y económica no enemiga del Estado como tal sino del poder autoritario o total. Filosofía que los neoliberales degeneraron económicamente e ignoraron social y políticamente).
El proyecto Obama sería –y tendría que ser- empujar regulatoriamente al capitalismo estadounidense a una etapa “no salvaje”, de no predominancia financiera, bajo y dentro del Estado liberal de derecho (democracia realmente existente), y con eventuales acompañamientos redistributivos. ¿Demoler “el” capitalismo? Por favor –si, además, capitalismo hay y seguirá habiendo en todos lados. ¿Obama ve mal o critica el Estado liberal de derecho? Claro que no. Hace unas semanas, Mangabeira Unger, en entrevista con La Nación (Argentina. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1092996), dijo: “En el caso del gobierno de Obama, con excepción de las designaciones en el área de energía, son personas a las que conozco muy bien, inteligentes y expeditivas, pero tienen en general ideas muy convencionales. Si fuéramos a inferir la trayectoria del gobierno a partir de las ideas de esas personas, el horizonte programático estaría muy circunscrito: se definiría básicamente por seis puntos. El primero: la regulación de los mercados. El segundo: la adopción de políticas fiscales y monetarias expansivas. Tercero, el uso del poder del gobierno federal para ampliar la cobertura de los seguros privados de salud. Cuarto, el fomento de las energías renovables y el avance en los programas frente al cambio climático. Quinto, el mayor respeto por el multilateralismo en las relaciones internacionales. Sexto, retirar las tropas de Irak y colocarlas en Afganistán”. Dejemos a un lado el menosprecio retórico de estos 6 puntos que hace el ministro de Lula (si todo eso es poco y convencional, ya no digamos fácil… El intermitente show “yo soy intelectual-estadista radical puedo cambiar el mundo para el pueblo” de Mangabeira Unger). Esta cita termina de destruir los dichos (copiados) de Ramírez: los CLS, ni los originales ni los actuales, no son parte del proyecto Obama, los “crits” no están detrás de él; el brasileño “crit” lo deja claro (por cierto, él, como ministro luliano, tampoco es en los hechos fiel al “radicalismo” original de los CLS). Y el proyecto Obama no es contrario al Estado liberal de derecho (se apoya en él), recupera el liberalismo, y no pretende nada anticapitalista (de hecho, nadie, donde sea, en realidad actúa contra el capitalismo; si acaso, contra algunas de sus formas), pretende una reforma del capitalismo.
Los Critical Legal Studies. Han cambiado; han sido corregidos. No son idénticos a lo que eran en los sesenta, años en los que basan su “miedo” y resultante ataque interesado los antiObama. Aunque varios “crits” siguen teniendo arranques retóricos sesenteros. Los conozco (a los CLS), los he leído y revisado, me mantengo informado de lo que Mangabeira Unger, Kennedy y otro que se llama Mark Tushnet escriben y hacen. En general, hoy, en Estados Unidos, los CLS se oponen de fondo, para ser más precisos, a lo que en inglés se conoce como “legal positivism”, no al “rule of law” ni al Estado liberal de derecho (que implica al primero). (Por otro lado, en la entrevista con La Nación, Mangabeira Unger habla, además de cooperar con Estados Unidos, de algo de lo que hablaba desde antes de llegar al gobierno de Lula: innovar en la economía de mercado, reequilibrando Estado y mercado; no habla de sustituir la economía de mercado y la regulación estatal con economía estatalmente planificada. Por cierto, economía de mercado no es equivalente de neoliberalismo ni de capitalismo financiero. Pero no puede estar en el anticapitalismo. ¿Mangabeira Unger es o no es anticapitalista?). La actual oposición real de los “crits” es al “legal positivism” como filosofía jurídica dentro de las decisiones que hay que tomar en y para un Estado de derecho. Palabras de Duncan Kennedy: “No existe nada en la crítica [de los “crits”] que pueda sugerir una reducción de los derechos de los ciudadanos frente a sus gobiernos” (en su “The critique of rights in the Critical Legal Studies”). Es decir: nada contra el liberalismo. ¿Esto quiere decir que los CLS ya son liberales y, por tanto, Obama ahora sí podría ser “crit”? No. Los CLS no son liberales; tampoco son antiliberales. Obama es liberal. Y si los CLS fueran nuevos liberales y Obama fuera “crit” liberal, la acusación de los conservadores gringos y Ramírez seguiría sin encajar en la realidad, de hecho, sería todavía más ridícula e insostenible.
5) ¿Objetivos populistas?
6) Ramírez confunde todo: capitalismo, liberalismo, mercado, libre mercado; estatismo, centralización, economía social, socialismo, populismo, controles estatales, planificación estatal. También confunde “competencia” con “especulación”. No son sinónimos. Y dice: “sin competencia [al combatir la especulación], la economía de EU se va a desplomar…” ¿Y quién o cómo está quitando “la competencia”, o va a hacerlo? ¿Desde dónde se puede ver que la competencia (económica: como elemento o atributo económico) va a desaparecer? Repito, la especulación financiera y la competencia económica no son una misma cosa. En todo caso, si combates la especulación, te opones a una forma de competir entre pocos privilegiados, nada más (y está bien).
1) El padre de Obama no es mulato sino africano “puro”. Obama es el mulato (hijo de negro y gringa blanca).
2) Duncan Kennedy no es negro (“afroamericano”, dice Ramírez), es blanco –de los barbones.
3) Los Critical Legal Studies (CLS) no nacieron con Kennedy, ni fuera ni dentro de Harvard; y él ni siquiera es su representante más conspicuo: lo es Roberto Mangabeira Unger (ministro de Asuntos Estratégicos del liberalizado Lula).
4) Ni los CLS ni Kennedy son influencias reales sobre el gobierno de Obama. Éste no formó parte del grupo de los “crits” (así les dicen en Estados Unidos a los miembros y seguidores de los CLS) ni se identificaba –ni se identifica- con ellos. Lo que lanza Ramírez no es sino la “duda” que los conservadores gringos intentaron sembrar mediáticamente durante la campaña electoral: los CLS son “liberales” (en el sentido que esos conservadores le dan a la palabra: elitistas intelectuales socialmente radicales) y casi dominan la escuela de leyes de Harvard, Obama estudió leyes en Harvard, seguramente Obama es un liberal crit, es decir, un antiamericano... Por lo demás, el hecho de que hayas tomado clases con alguien no significa que lo sigas; el hecho de que le hayas dado clases a alguien no significa que éste te siga. Tremendas simplificación y linealidad de Ramírez. Asimismo, de quien ha hablado el mismo Obama –si bien sólo muy recientemente- es de Mangabeira Unger, pero nunca calificándolo como influencia, ni pasada ni actual. Si se quiere encontrar un académico verdaderamente influyente con respecto a lo que están haciendo Obama y su equipo hay que voltear a ver a un economista muerto que no es Keynes (quien, a final de cuentas, ni era anticapitalista ni antiliberal, como muchos creen y repiten) sino uno de sus “discípulos”: James Tobin (quizá han escuchado del “Tobin tax”. Tobin es un economista liberal muy estatalista, que no neoliberal ni estatista: quiere libertad y por eso también un Estado que la garantice realmente; libertad real sin Estado no es posible. Por cierto, Tobin fue la cabeza de una resistencia liberal al trabajo de Milton Friedman).
Obama no está contra el capitalismo ni contra el liberalismo. Lo que pasa es que generalmente se manejan definiciones equivocadas –o interesadas- de uno y de otro. Sin duda, Obama tampoco busca –ni podría- crear una “economía planificada”, la cual no es, como mal establece Ramírez, lo mismo que la intervención económica estatal (verdadera economía estatalmente planificada fue la URSS. Intervención económica estatal puede ser, por ejemplo, el Estado de bienestar, que, recuerdo, fue creado en, por y para contextos capitalistas liberaldemocráticos). Intervención económica estatal es lo que busca –y puede hacer- Obama. Desde el liberalismo como filosofía. Y bajo democracia como régimen político. Regular o regular más –y mejor- la economía desde el Estado (intervenirla así) no es planificarla, en el sentido formal económico necesario. Una economía estatalmente regulada puede seguir siendo, sigue siendo, una economía de mercado (los mercados, que son instituciones sociales, no son destruidos ni sustituidos por el Estado, son regulados por éste); y, desde luego, la competencia no desaparece. Regular no es eliminar la competencia (de hecho, muchas veces, sobre todo frente a “capitalismos salvajes”, es reparar o asegurar, estimular o fortalecer la competencia). El capitalismo tampoco desaparece; se modifica.
De paso: es completamente falso que el capitalismo sólo tenga una presentación y que sea lo mismo que el liberalismo, tan falso como decir que el liberalismo es igual a Estado cero o ninguna intervención del Estado en la economía (sólo un ejemplo: las propuestas de “ingreso básico ciudadano universal”, garantizado estatalmente, son de origen liberal. En fin, es obvio que la gran mayoría de quienes hablan sobre el liberalismo no ha leído a los verdaderos autores liberales, como el fundador moderno, John Stuart Mill, mucho menos a alguien como Hobhouse. Han leído, en el mejor de los casos, economistas neoliberales, que son otra cosa. Y que se autonombran liberales para legitimarse; con lo que deslegitiman al liberalismo, que es una filosofía social, política y económica no enemiga del Estado como tal sino del poder autoritario o total. Filosofía que los neoliberales degeneraron económicamente e ignoraron social y políticamente).
El proyecto Obama sería –y tendría que ser- empujar regulatoriamente al capitalismo estadounidense a una etapa “no salvaje”, de no predominancia financiera, bajo y dentro del Estado liberal de derecho (democracia realmente existente), y con eventuales acompañamientos redistributivos. ¿Demoler “el” capitalismo? Por favor –si, además, capitalismo hay y seguirá habiendo en todos lados. ¿Obama ve mal o critica el Estado liberal de derecho? Claro que no. Hace unas semanas, Mangabeira Unger, en entrevista con La Nación (Argentina. http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1092996), dijo: “En el caso del gobierno de Obama, con excepción de las designaciones en el área de energía, son personas a las que conozco muy bien, inteligentes y expeditivas, pero tienen en general ideas muy convencionales. Si fuéramos a inferir la trayectoria del gobierno a partir de las ideas de esas personas, el horizonte programático estaría muy circunscrito: se definiría básicamente por seis puntos. El primero: la regulación de los mercados. El segundo: la adopción de políticas fiscales y monetarias expansivas. Tercero, el uso del poder del gobierno federal para ampliar la cobertura de los seguros privados de salud. Cuarto, el fomento de las energías renovables y el avance en los programas frente al cambio climático. Quinto, el mayor respeto por el multilateralismo en las relaciones internacionales. Sexto, retirar las tropas de Irak y colocarlas en Afganistán”. Dejemos a un lado el menosprecio retórico de estos 6 puntos que hace el ministro de Lula (si todo eso es poco y convencional, ya no digamos fácil… El intermitente show “yo soy intelectual-estadista radical puedo cambiar el mundo para el pueblo” de Mangabeira Unger). Esta cita termina de destruir los dichos (copiados) de Ramírez: los CLS, ni los originales ni los actuales, no son parte del proyecto Obama, los “crits” no están detrás de él; el brasileño “crit” lo deja claro (por cierto, él, como ministro luliano, tampoco es en los hechos fiel al “radicalismo” original de los CLS). Y el proyecto Obama no es contrario al Estado liberal de derecho (se apoya en él), recupera el liberalismo, y no pretende nada anticapitalista (de hecho, nadie, donde sea, en realidad actúa contra el capitalismo; si acaso, contra algunas de sus formas), pretende una reforma del capitalismo.
Los Critical Legal Studies. Han cambiado; han sido corregidos. No son idénticos a lo que eran en los sesenta, años en los que basan su “miedo” y resultante ataque interesado los antiObama. Aunque varios “crits” siguen teniendo arranques retóricos sesenteros. Los conozco (a los CLS), los he leído y revisado, me mantengo informado de lo que Mangabeira Unger, Kennedy y otro que se llama Mark Tushnet escriben y hacen. En general, hoy, en Estados Unidos, los CLS se oponen de fondo, para ser más precisos, a lo que en inglés se conoce como “legal positivism”, no al “rule of law” ni al Estado liberal de derecho (que implica al primero). (Por otro lado, en la entrevista con La Nación, Mangabeira Unger habla, además de cooperar con Estados Unidos, de algo de lo que hablaba desde antes de llegar al gobierno de Lula: innovar en la economía de mercado, reequilibrando Estado y mercado; no habla de sustituir la economía de mercado y la regulación estatal con economía estatalmente planificada. Por cierto, economía de mercado no es equivalente de neoliberalismo ni de capitalismo financiero. Pero no puede estar en el anticapitalismo. ¿Mangabeira Unger es o no es anticapitalista?). La actual oposición real de los “crits” es al “legal positivism” como filosofía jurídica dentro de las decisiones que hay que tomar en y para un Estado de derecho. Palabras de Duncan Kennedy: “No existe nada en la crítica [de los “crits”] que pueda sugerir una reducción de los derechos de los ciudadanos frente a sus gobiernos” (en su “The critique of rights in the Critical Legal Studies”). Es decir: nada contra el liberalismo. ¿Esto quiere decir que los CLS ya son liberales y, por tanto, Obama ahora sí podría ser “crit”? No. Los CLS no son liberales; tampoco son antiliberales. Obama es liberal. Y si los CLS fueran nuevos liberales y Obama fuera “crit” liberal, la acusación de los conservadores gringos y Ramírez seguiría sin encajar en la realidad, de hecho, sería todavía más ridícula e insostenible.
5) ¿Objetivos populistas?
6) Ramírez confunde todo: capitalismo, liberalismo, mercado, libre mercado; estatismo, centralización, economía social, socialismo, populismo, controles estatales, planificación estatal. También confunde “competencia” con “especulación”. No son sinónimos. Y dice: “sin competencia [al combatir la especulación], la economía de EU se va a desplomar…” ¿Y quién o cómo está quitando “la competencia”, o va a hacerlo? ¿Desde dónde se puede ver que la competencia (económica: como elemento o atributo económico) va a desaparecer? Repito, la especulación financiera y la competencia económica no son una misma cosa. En todo caso, si combates la especulación, te opones a una forma de competir entre pocos privilegiados, nada más (y está bien).
2 comentarios:
Que madrina! Ese columnista no pudo salir peor parado. Veo que por todo lo que dices no se tiene que comparar a Obama con Gorbachov, nada que ver.
Muy buen post, muy educativo. Como clase.
Gracias.
En cuanto a tu punto, lo que se desprende de mi texto es que no es posible asimilar el proyecto de Obama con las decisiones del Gorby y sus resultados. Entonces, no se puede calificar a Obama como un Gorbachov, ni siquiera en sentido figurado (o como ejemplo para dar una "imagen"), desde el lugar y con los elementos que lo hace CR.
Ese punto no puse en el texto porque es lo menos importante de todo. Preocuparse por si Obama es Gorbachov gringo es no entender nada, perder el tiempo, o tragarse los cuentos con truco de los conservadores antiObama de EU.
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