Estoy a favor de la legalización de drogas, como la marihuana (porque un adulto debe tener la libertad de hacer con su cuerpo lo que quiera, sin que ponga en entredicho su propia libertad como individuo ni la de terceros, y porque sería un gran golpe al narco), del derecho de las mujeres a practicar el aborto, así como de las “sociedades de convivencia” y el matrimonio entre gays (no hay razón real alguna para no estarlo). Estoy en contra de la pena de muerte (vil populismo penal, no solución al problema del delito) y de la legalización (o “reconocimiento”, como dicen los multiculturalistas) de los “usos y costumbres” indígenas (que violan derechos humanos y no sirven a la mejora socioeconómica de las comunidades o poblaciones).
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