martes, 6 de enero de 2009

Lo dijo el subcomediante

"A nosotros se nos acusa de ser sectarios e intolerantes, pero, la verdad sea dicha, ningún movimiento en México ha exhibido tal grado de sectarismo, intolerancia e histeria como el hoy encabezado por Andrés Manuel López Obrador, que nos amenaza con salvar a México. La histeria se convierte en franca esquizofrenia cuando viéndose al espejo estos intelectuales dicen: realmente somos los únicos que estamos haciendo algo por este país, no vemos a nadie más, y en sus actos y movilizaciones se encuentran y comentan: 'oiga, mi buen, yo creo que a este movimiento le hace muy bien mi orientación, mi sola presencia lo hace histórico'. En efecto, es histórico el número de veces que ese movimiento le ha adjudicado a lo que hace el apelativo de histórico. Si estos viudos y viudas de Palacio Nacional hacen todo lo que hacen sin tener el poder federal, imagínense lo que harían si el renombrado hubiera llegado a la silla".

* Lo anterior no es cierto -ni atendible- porque lo diga Marcos; simplemente es cierto: los discursos y los hechos ahí están, a la vista de todos. El subcomediante lo dice, aprovechando que es algo cierto y visible -y que no pocos han atendido-, para darle un golpe de medios a quien ocupó su lugar de líder-ídolo en la supuesta izquierda mexicana (es muy chistoso: hablan y hablan y no dejan de hablar de socialismo y democracia pero ahí siempre se trata de un solo hombre en la cumbre al que el resto se entrega y se encarga de defender). Pura envidia, pues. He ahí la “digna rabia” del subcomandante Marcos.

2 comentarios:

Julio Figueroa dijo...

Fina ironía y puntual conocimiento críticos. Espero que no te pases y sí al contrario observar hacia todos lados. ¿Somos parte del cuadro que vemos y es el cuadro que hacemos o no hacemos? Felicidades por tu blog, José Ramón López Rubí Calderón. Fraternalmente, Julio Figueroa. Qro. Qro. 7-I-2009.

JRLRC dijo...

Muchas gracias, mi estimado palabrero. Aquí lo mismo, desde luego: observar a todos lados, como siempre. Y prometo no pasarme de rudo con las hermanas de la caridad (¿ya me pasé? Chin...). Un abrazo hasta Querétaro.

José Ramón.