lunes, 5 de enero de 2009

Sobre la “corrección política” (I)

La “corrección política” (CP) es confiar en exceso en los poderes simbólicos ofensivos del lenguaje establecido o en los alcances de éstos (y despreciar un tanto al lenguaje como tal en relación a sus funciones y fuerzas analíticas), confundiendo siempre y para todos los casos una palabra y su significado objetivo (o alguno de los que tenga) con una intención negativa de quien la pronuncia, y buscar, en consecuencia, eufemismos por todo y para todo cuando se cree que sin ellos necesariamente se produce denigración y sufrimiento. Ciertamente hay palabras que se han objetivado/generalizado (objetivado generalizadamente) como ofensas por una gran convergencia o acumulación de subjetividades en ese sentido (“puto” o "indio" en estos rumbos, por ejemplo), al grado de anular o invisibilizar socialmente otros significados objetivos (es significado objetivo aquel sobre el que existe algún consenso de que está contenido en la palabra y se da una práctica a partir de dicho consenso). Pero no es el caso de todas las palabras o expresiones que los “políticamente correctos” han tocado (de ser “políticamente correcto” habría cometido la ridiculez de escribir “l@s políticamente correct@s”) y por ello no sería necesario hostilizarlas, mucho menos intentar proscribirlas, quizá ni siquiera crearles alternativas obligadas, sino rechazar y hacer la crítica de su explotación partiendo del contexto lingüístico y social, es decir, criticar con argumentos empírico-racionales el argumento que gira en torno a la palabra X y revela la intención negativa de los individuos dentro de un grupo social; hostilizar "ese" uso. (Una apuesta por poner el examen, la argumentación y la discusión racionales y contextualmente sensibles por encima de un discurso “pre” total y su repetición, discurso con el que examinar, argumentar y discutir lleva a defender cerradamente conclusiones predeterminadas). Entre estos casos se encuentran “negro” o “chaparro”, en inglés y español (puedo dar fe de que en Estados Unidos sí hay gente que les llama, a los chaparros, “vertically challenged”, lo que es un verdadero absurdo, algo realmente ocioso y tonto. “Negro” en inglés, “black”, no se tiene como intrínsecamente problemático sino como mera y adecuadamente descriptivo. A diferencia de “nigger”, que sería algo como “nigeriano” y, por ende, “esclavo y no americano”). ¿Es necesario o hasta "bueno" decir "adulto en plenitud" en vez de "viejo"? ¿Se gana sin falta algo positivo general en realidad? ¿Y si no se gana eso pero tampoco nada se pierde, el objetivo o motivo de seguir con la CP es...? En fin. La “corrección política” es, o puede ser, un vocabulario-lastre. Una serie de palabras, o vocablos, y de (poco expresivas) expresiones resultantes, que lastra la reflexión crítica (principalmente en quienes practican la CP), la deliberación pública (incluso en cuanto a lo "abierta" que termine siendo), la exposición y comprensión del fondo de los problemas. Sobre todo cuando se une a una de sus usuales parejas y/o derivaciones: no criticar ni a la sociedad en su conjunto ni lo popular, apoyar cualquier cosa que se autonombre de izquierda y sólo criticar a “la derecha” (todo esto por supuesto que es una forma de “corrección política”). Y que también puede llegar a falsificar la amistad (“cívica” y/o social).

2 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente. Cuando el lenguaje, la información, la exploración y la reflexión y la escritura se vuelven una misma buena cosa. Es ejemplo de apunte de trabajo de un verdadero pensador analítico. Planeado para producir otros textos con los nudos ya deshechos y los cabos atados en el análisis previo. Supongo que este post es para ti eso. Bueno, puede ser una nota sola sobre el tema. Funciona.
Estaré leyendo este blog.
Cordiales saludos.

JRLRC dijo...

Agradezco tu comentario.
Digamos que el texto está en medio de las dos posibilidades que manejas.
Por cierto, quién eres?
Saludos,

JRLRC.